Cuando se les dice que nuestra Sociedad no tiene presidente con autoridad para dirigirla, ni tesorero que pueda exigir el pago de cuotas… nuestros amigos se quedan sorprendidos y exclaman: “Eso no puede ser así…”
DOCE PASOS Y DOCE TRADICIONES, p. 157
Cuando por fin llegué a A. A. no podía creer que no había tesorero que pudiera “exigir el pago de cuotas”. No me podía imaginar una Comunidad que no exigiera contribuciones económicas a cambio de servicios. Fue la primera, y hasta la fecha la única, experiencia que tuve de recibir “algo por nada.” Ya que no me sentía abusado o engañado por los a.a., me era posible abordar el programa sin prejuicios y con mente abierta. No querían nada de mí. ¿Qué tenía que perder? Doy gracias a Dios por la sabiduría de los cofundadores que conocían tan bien el desdén que tiene el alcohólico a ser manipulado.