La historia nos da infinidad de
ejemplos de naciones esforzadas y de grupos que acabaron por ser destruidos
porque se les indujo o se les tentó a hacer que tomaran partido en alguna
controversia. Otras instituciones fueron destruidas porque el creer en sus
propias virtudes las llevó a tratar de imponer sobre el resto de la humanidad su
particular modo de pensar u obrar.
DOCE PASOS Y DOCE TRADICIONES, pp.
217 Y 218
Como miembro de A. A. y como padrino,
yo sé el verdadero daño que puedo causar si cedo a la tentación de dar opiniones
y consejos sobre los problemas médicos, matrimoniales o religiosos de otra
persona. Yo no soy doctor, ni consejero, ni abogado. No puedo decir a nadie cómo
debe vivir; sin embargo, sí puedo compartir cómo pude superar situaciones
similares sin beber y cómo los Pasos y las tradiciones de A. A. me ayudan a
manejar mi vida.