martes, 30 de abril de 2013

UNA GRAN PARADOJA

Esta herencia de sufrimiento y recuperación pasa fácilmente de un alcohólico a otro. Es nuestro don de Dios, y el conferirlo a otros semejantes a nosotros es el único objetivo que hoy en día nos anima universalmente a los miembros de la Sociedad de A. A.

DOCE PASOS Y DOCE TRADICIONES, p. 184

La gran paradoja de A. A. es que yo sé que no puedo quedarme con el precioso don de la sobriedad a menos que lo pase a otro.

Mi propósito primordial es mantenerme sobrio. En A. A. no tengo ninguna otra meta y la importancia de esto es cuestión de vida o muerte para mí. Si me desvío de este propósito, pierdo. Pero A. A. no es solamente para mí; es para el alcohólico que aún sufre. Multitud de alcohólicos en recuperación permanecen sobrios compartiendo con compañeros alcohólicos. La vía hacia mi recuperación está en enseñar a otros en A. A. que, cuando yo comparto con ellos, todos crecemos en la gracia de un Poder Superior y estamos en el camino del destino feliz.

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