viernes, 21 de febrero de 2014

SOY PARTE DEL TODO

 

En seguida me volví en una parte, aunque fuera una pequeñísima parte, de un cosmos…

TAL COMO LA VE BILL, No. 225

 

Cuando llegué por primera vez a A. A., me convencí de que “esa gente” era amable, tal vez un poco ingenua, quizá demasiado amistosa, pero gente fundamentalmente buena y sincera (con quien yo no tenía nada en común). Los veía en las reuniones, por supuesto, era allí donde “ellos” existían. Les daba la mano a “ellos” y, después de irme de la sala, los olvidaba.

Luego, un día mi Poder Superior, en quien no creía todavía, dispuso que hubiera un proyecto fuera de A. A. en que participaban por casualidad muchos miembros de A. A. Trabajamos juntos, llegué a conocerlos a “ellos” como seres humanos. Llegué a admirarlos a “ellos”. “Su” forma de practicar el programa de A. A. en sus vidas diarias y no meramente en las palabras que les oía decir en las reuniones era lo que me atraía y quería lo que ellos tenían. De repente, “ellos” se convirtieron en “nosotros.”

 

Desde ese momento no me he tomado un trago.

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