Algunos
pueden pensar que hemos llevado al extremo el principio de la autonomía de los
grupos. Por ejemplo, en su forma original “larga”, la Cuarta Tradición declara:
“Dos o tres personas que se reúnan con el propósito de adquirir la sobriedad,
pueden llamarse a sí mismos un grupo de a. A., siempre y cuando como grupo no
tengan afiliaciones distintas” *…Pero esta libertad extrema no es tan peligrosa
como parece.
A.A.
LLEGA A SU MAYORIA DE EDAD, p. 101
Como
alcohólico activo, yo abusé de todas las libertades que la vida me ofrecía.
¿Cómo podía A. A. esperar que yo respetara la “libertad extrema” concedida por
la Cuarta Tradición? Aprender a respetar se ha convertido en un trabajo para
toda la vida.
A.A.
ha hecho que yo acepte completamente la necesidad de la disciplina y que, si no
me la impongo desde dentro, pagaré las consecuencias. Esto se aplica también a
los grupos. La Cuarta Tradición me encamina en una dirección espiritual a pesar
de mis inclinaciones alcohólicas.
*
Bill se refiere a la Tercera Tradición en un comentario sobre la
Cuarta.
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