domingo, 9 de marzo de 2014

ABANDONAR LA OBSTINACIÓN

 

Decidimos poner nuestras voluntades y nuestras vidas al cuidado de Dios, como nosotros lo concebimos.

DOCE PASOS Y DOCE TRADICIONES, p. 31

Por deseoso que se esté de hacerlo, ¿exactamente cómo puede uno poner su voluntad y su vida al cuidado del Dios que uno crea? En mi búsqueda de la respuesta a esta pregunta, llegué a apreciar la sabiduría con la que el Paso fue escrito: Es un Paso de dos partes.

Podía ver que en mis días de bebedor había muchas ocasiones en que debería haber muerto o, al menos, debería haber sido herido; pero esto nunca sucedió. Alguien, o algo, me estaba cuidando. He decidido creer que mi vida siempre ha estado bajo el cuidado de Dios. Sólo Él dispone el tiempo que se me concederá hasta la muerta física.

El asunto de la voluntad (la voluntad de Dios o la mía) es la parte del Paso que es más difícil para mí. Solamente cuando he experimentado suficientes dolores emocionales, por medio del fracaso de mis intentos de repararme a mí mismo, puedo llegar a estar listo a someterme a lo que Dios tiene dispuesto para mí. La sumisión, la entrega, es como la calma después de la tormenta. Cuando mi voluntad está conforme con la voluntad de Dios, hay paz interior.

No hay comentarios:

Publicar un comentario