martes, 11 de marzo de 2014

DIRECCIÓN BUENA Y ORDENADA

Cuando empezamos a amoldar nuestra voluntad a la de Dios es cuando comenzamos a usarla debidamente. Para todos nosotros ésta ha sido una revelación admirable. Nuestro error ha sido el mal uso de la fuerza de voluntad. Con ella tratamos de demoler nuestros problemas, en vez de tratar de que estuviera de acuerdo con las intenciones de Dios para con nosotros.

 

DOCE PASOS Y DOCE TRADICIONES, p. 39

 

No tengo que hacer más que mirar hacia mi vida pasada para ver en dónde me ha conducido mi obstinación. Simplemente no sé qué es lo mejor para mí y creo que mi Poder Superior lo sabe. Dios no me ha fallado nunca, pero muy a menudo me he fallado a mí mismo. Valerme de mi terquedad en cualquier situación tiene normalmente el mismo resultado que tratar de forzar la pieza que no corresponde del rompecabezas: El agotamiento y la frustración.

 

El Tercer Paso abre la puerta al resto del Programa. Cuando pido a Dios que me guíe, yo sé que, sea cual sea el resultado, será el mejor posible; que las cosas son exactamente como deben ser, incluso si no son lo que yo deseo o espero. Dios hace por mí lo que yo no puedo hacer por mí mismo, si dejo que lo haga.

No hay comentarios:

Publicar un comentario