Admitimos
ante Dios, ante nosotros mismos y ante otro ser humano, la naturaleza exacta de
nuestros defectos.
DOCE
PASOS Y DOCE TRADICIONES, p. 57
Ya
que es verdad que Dios viene a mí a través de la gente, puedo ver que si
mantengo a distancia a la gente, también lo estoy manteniendo a distancia a Él.
Dios está más cerca de mí de lo que yo creo y puedo experimentarlo a Él amando a
la gente y permitiendo que la gente me ame. Pero si yo dejo que mis secretos se
interpongan, no puedo amar ni ser amado.
El
que domina es el lado mío que yo rehuso ver. Tengo que estar dispuesto a mirar a
mi lado oscuro a fin de sanar mi mente y mi corazón, porque éste es el camino
hacia la libertad. Tengo que adelantarme en las tinieblas para encontrar la luz
y en el temor para encontrar la paz.
Revelando
mis secretos y deshaciéndome así de la culpabilidad, puedo efectivamente cambiar
mi manera de pensar; cambiando mi manera de pensar, puedo cambiarme a mí mismo.
Mis pensamientos crean mi futuro. Lo que pienso hoy determina lo que seré
mañana.
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