jueves, 6 de diciembre de 2012

CUANDO PIERDO LAS ESPERANZAS

Cuando progresamos más, descubrimos que la fuente ideal de estabilidad emocional es el mismo Dios. Descubrimos que la dependencia de Su justicia perfecta, perdón y amor era saludable; y que operaría ahí donde nada ni nadie lo podría hacer. Si en realidad dependíamos de Dios, no era lógico que tratáramos de hacer el papel de Dios ante nuestros semejantes, ni que sintiéramos la necesidad de depender totalmente de la protección y el cuidado humanos.

DOCE PASOS Y DOCE TRADICIONES, p. 138


Mi experiencia ha sido que, cuando todos los recursos humanos parecen haber fallado, siempre hay Uno que nunca me desampara. Aun más, Él siempre está ahí para compartir mi alegría, para enseñarme el buen camino y para confiarme a Él cuando no hay nadie más. Mientras los esfuerzos humanos pueden aumentar o disminuir mi bienestar y felicidad, sólo Dios puede proveerme el amoroso alimento del cual depende mi salud espiritual diaria.

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