domingo, 23 de junio de 2013

CONFIAR EN OTROS

Pero, ¿nos exige la confianza que hagamos la vista gorda a los motivos de otra gente, o de hecho, a los nuestros? Claro que no; esto sería una locura. Sin duda, debemos considerar, en toda persona en que confiemos, tanto su capacidad para perjudicar como su capacidad para hacer el bien. Un inventario privado de este tipo puede enseñarnos el grado de confianza que debemos extender en cualquier situación determinada.

 

TAL COMO LA VE BILL, No. 144

 

Yo no soy víctima de otros, sino más bien una víctima de mis esperanzas, de mis decisiones y de mi deshonestidad. Cuando espero que otros sean lo que yo quiero que sean y no que ellos son, cuando ellos no cumplen con mis expectativas, entonces me siento lastimado. Cuando mis decisiones se basan en mi egocentrismo, me siento solitario y receloso. Sin embargo, cuando practico la honestidad en todos mis asuntos, invariablemente gano confianza en mí mismo. Cuando examino mis motivos siendo honesto y confiado, soy consciente de los posibles daños que algunas situaciones pueden extrañar y puedo evitarlas.

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