Si se lo pedimos, Dios seguramente nos perdonará negligencias. Pero en ningún caso nos dejará blancos como la nieve, si no aportamos nuestra colaboración.
DOCE PASOS Y DOCE TRADICIONES, pp. 69 – 70
Cuando yo rezaba, acostumbraba omitir muchas cosas por las cuales necesitaba ser perdonado. Creía que si no mencionaba esas cosas a Dios, Él nunca sabría nada de ellas. No sabía que si yo me perdonaba por algunas de mis deudas pasadas, Dios también me perdonaría. Siempre se me había enseñado a prepararme para el viaje a través de la vida, sin darme cuenta nunca hasta llegar a A. A., cuando sinceramente llegué a estar dispuesto a que se enseñara el perdón y el perdonar, que la vida en sí es el viaje. El viaje de la vida es un viaje feliz, siempre que esté dispuesto a aceptar el cambio y la responsabilidad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario