sábado, 29 de junio de 2013

UN EFECTO DE ONDA

Habiendo aprendido a vivir felices, les enseñaríamos a todos el camino de la felicidad…Sí; los miembros de A. A. tuvimos esos sueños. Y era natural, pues la mayoría de los alcohólicos somos idealistas en bancarrota… ¿Por qué, entonces, no podíamos compartir nuestro modo de vivir con todos los demás?

 

DOCE PASOS Y DOCE TRADICIONES, pp. 190, 191

 

El gran descubrimiento de la sobriedad me llevó a sentir la necesidad de divulgar las “buenas nuevas” al mundo de mi alrededor. Regresaron los grandiosos pensamientos de mis días de bebedor. Más tarde, me di cuenta de que concentrarme en mi propia recuperación era un proceso de plena dedicación. A medida que me iba convirtiendo en un ciudadano sobrio de este mundo, observaba un efecto de onda el cual, sin ningún esfuerzo consciente de mi parte, alcanzaba cualquier “entidad allegada o empresa ajena”, sin desviarme de mi propósito primordial de mantenerme sobrio y ayudar a otros alcohólicos a lograr la sobriedad.

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