sábado, 12 de julio de 2014

RENUNCIAR AL CENTRO DEL ESCENARIO

Porque sin cierto grado de humildad, ningún alcohólico podrá conservarse sobrio…Sin ella, su vida no tiene un fin útil o, en la adversidad, no podrán invocar la fe que es necesaria para afrontar ciertas emergencias.

DOCE PASOS Y DOCE TRADICIONES, p. 77

¿Por qué pongo tanta resistencia a la palabra “humildad”? Yo no soy humilde ante otra gente, sino ante Dios, como yo lo concibo. Humildad significa “demostrar un respeto sumiso” y, al ser humilde, me doy cuenta de que yo no soy el centro del universo. Cuando bebía, el orgullo y el egocentrismo me consumían. Creía que el mundo entero giraba a mí alrededor, que yo era el capitán de mi destino. La humildad hace posible depender más de Dios para que me ayude a vencer mis obstáculos y mis propias imperfecciones para poder desarrollarme espiritualmente. Tengo que resolver problemas más difíciles para aumentar mi pericia y, cuando encuentre los obstáculos de la vida, pueda aprender a vencerlos con la ayuda de Dios. La comunión diaria con Dios demuestra mi humildad y permite darme cuenta de que un ser más poderoso que yo está dispuesto a ayudarme, si dejo de tratar de hacer, yo, el papel de Dios. 

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