domingo, 3 de febrero de 2013

CUANDO FALTA LA FE

Algunas veces le es más difícil a A. A. ayudar a los que han perdido la fe o que la han rechazado, que a los que nunca la tuvieron porque piensan que han hecho la prueba y no les ha dado resultado. Han recorrido el camino de la fe sin fe.

DOCE PASOS Y DOCE TRADICIONES, pp. 24 – 25

Tan convencido estaba de que Dios me había fallado que acabé tomando una actitud desafiante, aunque sabía que no debía hacerlo, me lancé a una última parranda. Mi fe se volvió amarga y eso no fue por una mera casualidad. Aquéllos que una vez tuvieron gran fe, tocan fondo con más fuerza. Aunque me uní a A.A., tardaba tiempo en reavivar mi fe. Intelectualmente estaba agradecido por haber sobrevivido una caída tan vertiginosa, pero me sentía todavía duro de corazón. No obstante, seguía ateniéndome al programa de A.A.: Las alternativas me parecían demasiado lúgubres. Seguía asistiendo a las reuniones y, poco a poco, fue renaciendo mi fe.

No hay comentarios:

Publicar un comentario