viernes, 4 de abril de 2014

LLORAR POR LA LUNA

 

“Este auténtico sentimiento de inferioridad se ve exagerado por su sensibilidad pueril y esta situación es la que genera en él esta ansia insaciable y anormal de aprobación personal y de éxito ante los ojos del mundo. Niño todavía, llora por la luna. Y parece que la luna no quiere escucharle”.

EL LENGUAJE DEL CORAZON, p. 101

 

Cuando bebía, parecía oscilar entre sentirme totalmente invisible y creerme el centro del universo. La búsqueda de este esquivo equilibrio entre los dos ha llegado a ser una parte de mi recuperación. La luna por la que constantemente lloraba, ahora en mi sobriedad, rara vez está llena; en vez de eso, me enseña sus otras muchas fases y en todas ellas hay lecciones que aprender.

Un verdadero aprendizaje frecuentemente ha sido precedido por un eclipse, momentos de oscuridad, pero con cada ciclo de mi recuperación, la luz se hace más fuerte y mi visión es más clara.

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