Frecuentemente sucedió cuando trabajábamos en este Paso con nuestros padrinos o nuestros consejeros espirituales que, por primera vez, nos sentimos verdaderamente capaces de perdonar a otros, sin importar la profunda convicción que teníamos de que nos había hecho daño. Nuestro inventario moral nos había convencido de que era conveniente perdonarlo todo; pero sólo fue hasta que abordamos resueltamente el Quinto Paso, cuando supimos que podríamos recibir y otorgar perdón.
DOCE PASOS Y DOCE TRADICIONES, pp. 60 – 61
¡Qué gran sensación es el perdonar! Qué revelación de mi naturaleza emocional, psicológica y espiritual. No se necesita más que la disposición de perdonar; Dios hace el resto.
No hay comentarios:
Publicar un comentario